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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Sueña, Hombre Águila

Esta carta se le entregó a la Maestra Estrella Neuman a petición de ella, para colaboración de su libro dedicado a nuestro señor Cuauhtémoc, que quedó pendiente por razones obvias.  

Con todo nuestro corazón del grupo Atl Chinolli de la colonia Romero Rubio, deseamos que la maestra siga viva en nuestro pensamiento para convertirnos en esas águilas que ya vuelan junto de ella.

 SUEÑA, HOMBRE ÁGUILA

Los seres sembrados en la tierra son escogidos por el hacedor de la vida en el Universo, las galaxias se convierten en espirales del tiempo y en túnel el camino donde se recogen las peticiones y los encargos para evolucionar personalmente o para ayudar a sus semejantes a salir de la oscuridad. Así nacen los guías, héroes o mártires. Estos hombres tienen que dar su vida en batallas de conciencia, que casi nunca ganan. Los guías nacen en todo el planeta para equilibrio de la naturaleza. En algunos lugares de Europa solo se abrió la conciencia para dar entrada a los entes que rondan en este plano, no hicieron caso a sus guías y sí abrieron puertas para que ese mal se desarrollara dentro en sus mentes, llenándose de satisfacción con su conducta nefasta. Exterminando a todo lo que lleve a la armonía y la paz.

En Anáhuac, en el año 1498 llegó un niño al paraíso; “Barrio de Tlatelolco vecino de Tenochtitlán”. Mientras su espíritu se pulía con flor y canto y el cuerpo con jade y pedernal. En España, ya se habían desatado los demonios que desarmonizarían para siempre los pueblos de Anáhuac.

La destrucción que hicieron los bárbaros que llegaron de tierras lejanas demostró su cultura religiosa y científica. Herederos de un desajuste en la conducta de esas bestias, semejantes a los seres humanos que vivían en estas tierras, en donde se hablaba con cantos a los elementos y a todos los seres vivos. El Águila cósmica ofrendó su cuerpo para libertad de su pueblo y voló hacia el cosmos para detener el tiempo con la fuerza de sus alas y dormir para no morir, su batalla sigue en contra del ente que lo crucificó. Hernando Cortes sufre, porque no te aceptó la tierra ni te quiso el cielo, por eso estás empotrado en las paredes donde se acumularon todos los pecados de tu gente y no escaparás de las piedras sagradas que ahora son tu cárcel, las piedras que robaste para hacer la casa de tu Dios primero fueron de nuestros Teocalis, violaron lo sagrado.

Sueña Hombre Águila, sigue peleando en el umbral de la historia. En donde has dado batalla para regresar a la bestia a donde pertenece. Cárcel biblia, cárcel cielo, ángeles imaginarios, santos que atan la libertad del pájaro en celdas colgantes, donde está atrapado el canto del pensamiento AnahuaKa.

Sueña Hombre Águila, que tus nietos despiertan y están corrigiendo el mestizaje para escapar de esas jaulas colgantes, sueña que pronto se levantará el cuerpo de todo el pueblo en un solo Cuitlahuac con la inteligencia y humildad del flechador del cielo y la valentía de Tlakaelel.  

Que tristeza más grande te comerá, si en el sueño te acompaña  saber que Anahuak abandonó tu consigna. ¿De que valió tu sacrificio y el de los primeros guerreros defendiendo nuestra nación? ¿Qué dirían estos Hombres Águilas y Jaguares de nuestros actuales generales que alcahuetean a ladrones, vende patrias y depredadores de nuestra antigua cultura?

¡Hagamos danzas, hagamos cantos! ¡Para que en este día se manifieste el espíritu de esa águila que duerme dentro en nosotros! ¡Peleemos juntos para recuperar la identidad de nuestros pueblos!  Y que esa estrella llegada del cielo, sea la antorcha que guíe el camino de los guerreros cósmicos en este tiempo; como iluminó las olas quietas del lago y a los montes que en un tiempo rodearon esas aguas sagradas de sal y dulce. Ahora esa estrella viaja y danza en las ciudades y pueblos para ofrendar luz, caminatas, carreras, cantos y flores.

La sierra  se fundió con la noche en Izcateopan, el aroma y humo de copal cobijan los macizos de mármol rosa y blanco, son alfombras de calles angostas para llegar a donde se impuso guardando la identidad de un pueblo. Ahí en donde el águila descendió y dio ejemplo de conquista, no de una invasión. ¡Aquí duerme el sabio, el humilde  joven eterno, poderoso guardián de la Mexicanidad siempre alerta, que no escapen los entes que no se arrepienten de su maldad!

 ¡Tam…tam…tam…tam! ¡Haooo, haooo! ¡hayeeee, hayeeee, hayeeee.¡

La melodía del huehuetl y los cantos se escapan de los siglos para llegar a estos días señalándonos nuestra obligación. El sonido de millones de ayoyotl y los atekokoltin, nadan por debajo del mar de plumas perforando el silencio de una tumba de cristal. Los sonidos ancestrales acompañan en el sueño a nuestro señor Cuauhtémoc. Las flores multicolores que enmarcan  la osamenta,  se convierten en carne de águilas, huesos de jaguar y en cantos de aves silenciados por la noche y tragados por las estrellas convirtiéndolos en brillo. Las ánimas de los cuatro vientos elevan el cristal a las cúpulas del atrio. ¡Para deleite del Tlatoani entiende lo que dictan los corazones! Y lo regresa a su tiempo, el aroma de copal, el tendido de flor, los instrumentos musicales y principalmente las miles de plumas movidas por cuerpos bien ataviados a la usanza antigua; él ya considera a estos danzantes como Guerreros Aztecas.

Ome teotl.

Don Raúl Ramírez Jurado. 22 / 02 / 2014.

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