Ahora que estamos completando un ciclo de un año entero con esta pandemia mundial, hace reflexionar sobre lo que fue, lo que es y lo que será. Este período de tiempo nos ha enseñado que hay ciertos aspectos de nuestra vida que podríamos haber sentido que nunca cambiaban y que había seguridad y constancia en el día a día. Estos últimos 12 meses han cambiado esa normalidad. Por aquellos que han sufrido la pérdida de un ser querido, mi corazón llora no solo por vosotros, que os quedáis atrás, sino por la posibilidad de que tantos hayan fallecido sin sus seres queridos a su lado. Aquellos que se han ido antes que nuestros amados antepasados, sin embargo, estuvieron allí para ellos, por lo que podemos tener un poco de consuelo sabiendo que fueron abrazados con amor. Para mí, me siento como si estuviéramos envueltos en un capullo, separados, muchos solos físicamente, pero durante este tiempo de separación, confiando en el espíritu para dar dirección y consuelo en nuestras vidas. Mi esperanza es como la de la mariposa que emerge de su vaina: avanzaremos en belleza, compasión y sabiduría al entrar en estos nuevos tiempos.
En amor y esperanza,
Ser Rev. Mike Neal AP