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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Arquetipo de la Guerrera

Entro en el templo de la guerrera, diosa de diez mil nombres ( Artemisa, Boudicca, Morrigan, Sekhmet,) y descorriendo el velo de su santuario le digo:
 
A TI GRAN MADRE FEROZ Y TIERNA, DESDE TU GRAN FUERZA Y COMPASIÓN:
· Guarda todas mis creaciones.
· Defiende mi territorio
· Condúceme a mi animal de poder con garras y dientes
· Enséñame a proteger la vida con tus armas
· Iníciame en tu fuego sagrado:
toca mi frente para despertar la visión interna
toca mi corazón con tu fuego de amor
enciende en mi vientre el calor de tu más puro instinto.
· Llévame a afrontar la muerte para poder recrear la vida.
· Tiéndeme siempre tu manos segura de guerrera.
 
Recordando las experiencias de tantas mujeres que han estado en mi camino y en mi vida, me siento asombrado ante la fuerza la “guerrera interna”, esa fuerza femenina que aparece en los momentos difíciles, momentos de crisis de cambios, de rupturas, de grandes decisiones y de enfrentamiento ante situaciones limitantes. La guerrera interna no busca la batalla, solo busca preservar la vida aún a costa de destruir una parte de la misma . La guerrera que despierta en cada mujer la puede llevar a tomar decisiones arriesgadas o a caminar por caminos poco transitados donde la mayoría de las personas no se atreven a entrar por temor, por ello la guerrera muchas veces en soledad “salta al vacío”...aún a riesgo de equivocarse.
 
Ahora al escribir estas líneas quiero mostrar mi admiración y reconocimiento a esas mujeres “ guerreras espirituales” que durante estos años han estado mostrándome día a día la fuerza sin limites de la Diosa, esas mujeres se han atrevido a entrar en lo profundo de sus entrañas, en las cavernas de sus cuerpos , en el caldero de sus emociones y se han lanzado al vacío de lo desconocido y de los caminos poco transitados. Sus experiencias resuenan en mí:
 
A ti mujer, que gateando por el suelo de tu apartamento te has pasado horas aullando como los gatos hasta encontrar en tu interior tu instinto más salvaje.
A ti mujer, que has sido capaz de arriesgar en un momento todo le que tenías en la vida por ser fiel a ti misma.
A ti mujer, que has renunciado a un posible amor y te has quedado en la cotidianeidad consciente de tu elección de Amor.
A ti mujer, que has dejado lo cotidiano y familiar y has partido para vivir tu pasión.
A ti mujer, que has llorado como una niña exhausta después de la batalla para conseguir tu espacio y tu libertad.
A ti mujer, que te has atrevido a bajar al lugares tan poco transitados , donde a veces el deseo de muerte es tan fuerte que toca el filo de lo Eterno.
A ti mujer, que te has enfrentado cara a cara con tu desesperación al no poderte liberar de tus dependencias.
A ti mujer que con coraje te has mirado desnuda ante el espejo y te has atrevido a ver ( detrás de tus creencias de fealdad) ¡ tu impresionante belleza!
A ti maravillosa mujer guerrera que has descubierto que eres “ igual de vulnerable que de fuerte” y que serias capaz de dar tu vida por defender la Vida.
A tantas y tantas mujeres que han pisado donde no había pisadas ni señales que indicaran el camino, a las mujeres guerreras que ahora al leer estas frases recuerdan y reconocen todos sus actos guerreros, tantas encrucijadas, tantas decisiones , fueran las que fueran...! siempre fueron las mejores!
 
El espíritu de la Guerrera en medio de estas y otras experiencias : SALTA, ROMPE, SE ATREVE, PROTEGE.... y poco a poco después de estos procesos entra en un lugar suave , sutil , compasivo donde encuentra LA PAZ.
 
Ahora, en el templo de la Guerrera , diosa de los mil nombres, descorriendo el velo que nos conduce a su cámara, entramos las mujeres para ser iniciadas con sus armas, “ el arco y el escudo de luz” nos hacen recordar que sois mujeres poderosas. El fuego sagrado que se encuentra encendido en el centro , ilumina nuestros fuegos internos. Y el corazón feroz y tierno de la Diosa nos acoge para recordarnos vuestra misión sagrada de protectoras de la vida.
 
A. Clausich

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