Las abejas en las culturas ancestrales han sido honradas como divinidades, ya que ellas son productoras de la miel, el alimento de los Dioses y portadoras de la fertilidad en la naturaleza.
Los Ahiitas (cultura indoeuropea siglos XVIII y XII a. c.) designaban a la abeja como Diosa de la Fertilidad. La abeja representaba la dulzura, la pureza, la laboriosidad; pero sobre todo la fecundidad y el renacer de la vida, relacionada al culto de Artemis Efesia, Diosa protectora de la naturaleza, sus fuerzas vitales, de su fecundidad y ciclos de vida y renacer. Por ello era venerada en lugares sagrados y estaba vinculada con los trances decisivos en la vida del hombre y la mujer: el nacimiento y la muerte. La abeja está relacionada con la profecía y el don de la palabra. La abeja es protagonista de muchos mitos sagrados entre ellos el “Canto de Debora”, de origen Hebreo, en el que “Debra”, la abeja, representa a la mujer que lidera y es profetisa y salva a los israelitas, es intermediaria de la divinidad y es una divinidad en sí misma.
En este Canto se le considera como Madre de Israel y la representación femenina Sagrada. Abejas o Mellisas eran también sacerdotisas que utilizaban el tambor para convocar a las divinidades. Gracias Diosa Abeja por Guiarnos hacia lo Sagrado Femenino te Honramos, en nuestro mundo interior con tu hermosa y fuerte energía y en el mundo exterior por tu volar de flor en flor.
Cuidemos y protejamos a nuestras Abejas que nos cuidan y nutren para abrirnos a la vida.
Crónicas de Aradia