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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Hera

Esposa legítima de Zeus, símbolo ideal de la vida familiar sin perder su carácter altivo e independiente

Hera es la más grande de todas las diosas olímpicas; es la hija mayor de Crono y Rea y, por tanto, hermana del regente del Olimpo, Zeus.

Como todos sus hermanos y hermanas, excepto Zeus, fue tragada por Crono, pero fue devuelta a la vida por la astucia de Metis y la fuerza de Zeus.

Se decía que Hera había sido criada en los confines del mundo por Océano y Tetis, a quienes Rea la había confiado cuando la lucha entre Zeus y los Titanes.

Siempre les había quedado agradecida y, más tarde, al producirse la riña entre Océano y Tetis, se esforzó en reconciliarlos.

Otras tradiciones atribuían la educación de Hera a las Horas, o bien al héroe Témeno, e incluso a las hijas de Asterión.

Luego Hera se casó con Zeus; las bodas fueron solemnes; era la tercera mujer que el Dios tomaba "en justo matrimonio".

La primera había sido Metis; después había seguido Temis.

Se decía, sin embargo, que el amor de Zeus y Hera era muy antiguo, y que se habían unido secretamente cuando Crono reinaba todavía sobre el Universo, con anterioridad a la guerra contra los Titanes.

El lugar donde se celebró el matrimonio varía según las tradiciones; la más antigua parece situarlo en el Jardín de las Hespérides, que es el símbolo mítico de la fecundidad, en el seno de una eterna primavera.

A veces los mitógrafos dicen simplemente que las manzanas de oro de las Hespérides fueron un presente de Gea (la tierra) a Hera cuando su boda con Zeus, y que la Diosa las encontró tan hermosas que las plantó en su jardín, al borde del Océano.

Hera, de temperamento celoso, perseguía continuamente a Zeus; celosa de los amores de éste, robó a Afrodita el cinturón donde guardaba los dardos del amor, y así consiguió retener a su marido para sí sola durante un tiempo.

Nunca perdonó a Paris el no haberle dado la manzana de oro a la más bella, cuando comidió con Atenea y Afrodita, y por ello persiguió con su odio a los troyanos, favoreciendo a los griegos en todas las circunstancias.

Presidía los casamientos y los partos y se decía que tenía el don de profetizar; se la representaba como una mujer de majestuosa belleza, vestida con una maravillosa túnica y ceñida con un cinturón de oro macizo, sobre una carroza tirada por pavos reales, y con uno de éstos a su lado.

La Diosa Hera era venerada como la Diosa del Matrimonio en la Grecia antigua; como regidora de este estado sagrado, es la responsable de su protección; su ira cuando los vínculos del matrimonio no eran respetados es tan legendaria como su difícil y tempestuosa relación con su marido, Zeus.

Éste era tan descaradamente infiel a su esposa como fiel le era ella; la ira de Hera hacia Zeus era expresada a menudo con tormentas tan violentas como sus riñas domésticas.

A menudo se irrita contra Zeus, cuyas infidelidades significan para ella otros tantos insultos.

Persigue con su odio no sólo a las amantes de Zeus, sino incluso a los hijos que han tenido éstas del Dios.

De éstos, Heracles (Hércules) hubo de sufrir más que nadie la cólera de Hera, puesto que se atribuye a la diosa la idea inicial de los "doce trabajos", además, lo persiguió sin tregua hasta la apoteosis final.

A veces la cólera de Hera y sus venganzas tienen otras causas; como cuando se cuenta que un día la diosa discutía con Zeus sobre quien gozaba más intensamente de los placeres del amor, el hombre o la mujer.

Zeus sostenía que las mujeres llevaban ventaja, mientras que Hera afirmaba que los más favorecidos eran los hombres.

Las dos divinidades decidieron consultar a Tiresias, que había tenido, sucesivamente, la experiencia de uno y otro sexo.

Y Tiresias dio la razón a Zeus, diciendo que si los placeres del amor representaban diez unidades, al hombre le correspondía una, quedando para la mujer las nueve restantes.

Llena de ira por verse así desmentida, Hera privó de la vista a Tiresias.

Hera participó en la lucha contra los Gigantes, y fue acometida por Porfirión, que concibió por ella un violento deseo lascivo.

Mientras el gigante le arrancaba a Hera las vestiduras, Zeus lo alcanzó con su rayo y Heracles lo remató de un flechazo.

También fue atacada más tarde por Ixión, ávido de unirse a ella, pero Zeus modeló una nube, que engañó a su atacante, y Hera se salvó.

El atributo ordinario de Hera es el pavo real, cuyo plumaje pasaba por ser la imagen de los ojos de Argos, el "guardián" que la diosa había colocado junto.

Para Hera son sagradas la granada y la azucena y plantas como el helicriso y el lirio, dos poderosos símbolos de fertilidad y feminidad en muchas culturas de todo el mundo, así como lo son los bueyes, los árboles y las montañas; los antiguos rituales para Hera solían incluir la utilización de estos elementos de un modo u otro.

 

Autor Desconocido, tomado de Mundo Mágico

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