Escúchame, Hermes, mensajero de Zeus, hijo de Maya, de poderoso corazón, que presides los juegos, caudillo de los mortales, benévolo, fértil en recursos, mensajero argicida ; de aladas sandalias, amante de los humanos, profeta de la palabra entre los mortales, que te complaces en los certámenes y en los engaños astutos , portaserpientes . Intérprete de todo, que procuras su ganancia a los comerciantes, eliminador de las preocupaciones; que en tus manos posees un irreprochable instrumento de paz, coriciota , afortunado, bienhechor, elocuente, socorredor en los trabajos, afectuoso con los mortales en sus necesidades, hábil y venerable arma de la lengua eres para los humanos. Escúchame en mis súplicas, otorgando un noble final de vida en nuestras labores, en el donaire de nuestra palabra y en nuestros recuerdos.
Himno Órfico a Hermes