Es importante recordar que, cuando hablamos de elementos metálicos, estamos hablando casi que de magia moderna, a no ser que hablemos de clavos.
El concepto de inseguridad que nos lleva a cerrar todo por miedo a la invasión es bastante cercano temporalmente. Además, los metales eran caros y lujosos. En la antigüedad los únicos lugares con cerradura eran las iglesias. Espacios sacros, cuya ornamentación tenía simbolismos muy marcados de protección espiritual. Las puertas con cerradura, así, señalaban el paso a un lugar que contaba con energías absolutamente diferentes.
En la actualidad, las llaves tienen correspondencia directa con entidades liminales, númenes y psicopompos. Por eso esa asociación reciente a Hécate.
Un hechizo bastante popular y conocido es cruzar llaves y atarlas con hilos de colores (que tampoco es muy antigua la variedad de pigmentos de los que disponemos) y colgarlos en el hogar para impedir o favorecer el paso de las energías.
Bruja del Seto