La turquesa nos da el equilibrio y el crecimiento del verde con la tranquila calidad del azul con una pequeña cantidad de energía del poco amarillo. Es un color alegre y agradable que cura y nos deja con una sensación de frescura. Disminuye el estrés y ayuda a recargar nuestro ánimo. Puede calmar el sistema nervioso, lo que puede ayudar con el autocontrol, lo que lleva a una mayor confianza en las habilidades de uno.
Es un color alentador que ayuda con la claridad de pensamiento, lo que a su vez, ayuda a tomar decisiones rápidamente. Si siente que está caminando en círculos o atrapado en una rutina y tiene la necesidad de seguir adelante, use el color turquesa para despejar su mente; le ayudará a ver tanto lo positivo como lo negativo de la situación. Una combinación de colores del chakra del corazón y la garganta, el turquesa nos despeja el camino para hablar claramente desde nuestro corazón.
La turquesa trae a la mente el agua y su fluidez representa el movimiento de nuevas ideas, una mayor conciencia y un impulso de la creatividad. Aumenta nuestra capacidad intuitiva, abriendo la puerta al crecimiento espiritual. La turquesa nos ayuda a sanar nuestro espíritu ya que fomenta la empatía y el cariño.
La piedra turquesa se ha utilizado durante años por sus cualidades protectoras. Deshace la energía negativa y atrae buena fortuna al usuario. Usar cristales de color turquesa es purificante y calmante; mejorará tu creatividad y te ayudará a conectarte con tu yo auténtico. Los cristales para probar serían aguamarina, amazonita, topacio, apatita, ópalo peruano, drusa y turmalina.
Angela Munn