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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Coser un conjuro

¿Qué labor del hilo escoger? Hilar y tejer hubieran necesitado algo de mayor preparación, así que decidí bordar… dibujar sobre una tela la historia que no podía contar con palabras; lo sucedido, cómo me sentía en el momento, y lo que quería que llegara en el futuro para mí, y narrar al tiempo que realizar una transformación personal.
Un bastidor, sencillo. Uno va a la tienda y así lo pide, cómo suena. Me lo dieron por unos 7 euros.
 
Una pieza de tela, por tradición mejor de fibra natural (aunque no creo que importe demasiado). Se puede adquirir en una tienda de retales, la medida depende del bastidor, aunque por 60 céntimos me dieron un retal de algodón que me bastaría para varios intentos.
 
Hilo de colores y aguja de coser. Los que tengan por casa y, evidentemente, en función de los colores que quieran emplear, en las antiguas tiendas de “todo a 100” los venden en paquetes económicos.
 
Velas, incienso, algo de música sugerente… lo que les sirva para ambientarse.
 
DISEÑO
El diseño es una parte fundamental en este proyecto, y dependerá de nuestro propósito mágico. Siempre puede variarse algún detalle mientras se elabora la pieza, pero por razones prácticas, es mejor partir de unas bases. Si tienen tan poca práctica cómo yo en estas labores, lo mejor es escoger líneas nítidas y figuras sencillas y grandes.
Tal como señala Phil Hine[2], en referencia al trabajo con sigilos : “Una vez se conoce el objetivo, este puede ser formulado bajo la forma de una analogía o de un código simbólico (un signo sobre el cual se puedan concentrar diversos grados de vuestra atención sin acordaros del deseo inicial).” A través de este método, el símbolo deviene ciertamente personal e intransferible y conecta profundamente con nuestra propia persona.
 
Para el caso que nos ocupa, podemos desglosar en lo básico el símbolo que empleado en esta ocasión, a modo de ejemplo:
 
Se trata de algo realmente simple; una circunferencia dividida en cuartos por una X, en cada cuarto una fase lunar, y en el centro, un pentagrama.
 
La Circunferencia; escogí el círculo como base del diseño, sabemos del valor del círculo sagrado como contenedor del espacio mágico y sagrado, creando conjunto de todo aquello que se encuentra dentro de él.
 
Los Cuartos; cuando trazamos el círculo en el ritual solemos señalar los cuartos, con atributos elementales o cardinales. La división en X en lugar de una cruz responde a que personalmente me transmite la idea de movimiento, de tránsito.
 
El Pentagrama; en el centro del círculo y coincidiendo con la intersección de la X. El pentagrama es el símbolo mágico por excelencia dentro de la tradición que he seguido, actúa como eje del movimiento a todo el conjunto del proyecto mágico. Así mismo, la energía generada y convenientemente trabajada no va a perderse, sino que revierte al tiempo en la misma evolución mágica del practicante... en otras palabras, cuanto más trabajamos con la Magia, más Magia añadimos a nuestras existencias.
 
Podríamos dar muchas más atribuciones a estos tres símbolos mágicos, el trabajo, por ejemplo, con los significados del 4 y 5 (cuartos/pentagrama) y lo Absoluto del círculo.
Las Fases Lunares: Rápidamente asocié la idea del tránsito que quería experimentar con las fases lunares, pues todo el trabajo estaba dirigido a las energías femeninas e internas. Cada estadio era un estadio personal por experimentar, y me permitía introducir en concordancia sentimientos y energía que de otra manera sólo hubieran llevado a un desorden y, posiblemente al fracaso del proyecto. Me explico; todos sabemos de lo importante que la concreción de nuestro propósito para que este se llegue a realizar sin consecuencias negativas. Al trabajar fundamentalmente con energía emocional, el hecho de combinar mi dolor presente con las esperanzas de un porvenir mejor podría haber resultado muy contraproducente. Por lo tanto, necesitaba poner cada cosa en su lugar dentro de un mismo proceso. Al trabajar con las fases lunares, esto se resolvió fácilmente; empecé a trabajar en el Cuarto Menguante y mientras bordaba podía concentrarme libremente y sin temor en desahogar toda mi angustia y malestar, mi pena, mi rabia y mi dolor. Era el estadio del luto, de la pérdida. Al llegar a la Luna Oscura llegaba también más allá del dolor, para tocar fondo y tomar conciencia de la oportunidad que todo cambio conlleva y el gran poder que el Universo pone en nuestras manos en estos momentos difíciles y hermosos. El hecho de que tantos practicantes desdeñen el poder de la Luna Oscura y eviten trabajar con ella, me parece una completa ridiculez. Tal vez no sea tan fácil de abordar como otros, pero sin el poder de la muerte en la vida nada está completo, no hay posibilidad de verdadera y profunda transformación. Si estamos en el camino, llegará un momento en el que no nos quedará más remedio que dejar de lamentarnos y afrontar la responsabilidad, otros intentarán huir, o se quedarán paralizados como una víctima ante su poderoso depredador, pero nosotros debemos ser capaces de mirarlo a los ojos, y mirar a los ojos a nuestro reflejo oscuro, sabio y profundo y tomar su fuerza para renacer en todo nuestro esplendor. La siguiente fase, la Luna Creciente, me permitió limpiar y ordenar y seleccionar los deseos de realización como doradas semillas entre mis manos, y apreciar los brotes de nueva vida que crecen aún cuando estamos ocupados en otras cosas. La Luna Llena fue el sello, la realización, la serena conciencia desde la que el alma le dice a uno “bueno, ya estoy de regreso, ya vuelvo a estar completa, pero algo ha cambiado; estoy limpia y reluzco, y además he crecido un poco”.
 
La imagen del tránsito lunar, al tiempo, conecta con los aspectos arquetípicos de las Diosas Lunares, esto permite dedicar el trabajo a una o varias Diosas de este tipo, y solicitar su colaboración, “conectando” con la misma y recordando las enseñanzas que de ella proviene para cada etapa del ciclo. P or ejemplo, podemos asociar la esencia de este trabajo con el mito del Descenso de Ishtar al Inframundo[3] (el Pentagrama es, además, uno de los símbolos atribuidos a esta Deidad, cuyas atribuciones son mucho más amplias que las de “Diosa de la Luna”).
 
FUNCIONAMIENTO
Se trata de un trabajo a largo o medio plazo, idealmente, trabajaríamos cada fase lunar del diseño en correspondencia con el ciclo natural, así que contando con el bordado del círculo y el pentagrama podría llevarnos un mes y medio aproximadamente. Esto nos da tiempo para trabajar en meditaciones, visualizaciones, etc. apropiadas para cada estadio del tránsito.
 
El trabajo con sigilos, tal como lo presenta Phil Hine, consiste en cargar el sigilo (símbolo), liberar la energía, y tras esto, olvidarse de todo. Wayne Dyer tal vez diría “actuar con propósito y desligarse del resultado”. Esto puede sonar algo complicado pero creo que se puede sintetizar tomando conciencia de la sutil y al tiempo profunda diferencia que hay entre decir, al término de un trabajo mágico, “Así Sea” o “Está Hecho”. En este caso, se trata de un trabajo hecho en “presente continuo”, la energía se libera a medida que se genera, y el trabajo consistiría en darse cuenta de que la energía que liberamos, y aquella a la que, además, tenemos acceso; y dirigirlas adecuadamente hacia un propósito. Cuando uno termina el proyecto, y cose el último punto, hace el último nudo, y saca la tela del bastidor, ya no espera nada más… realmente Está Hecho.
 
El símbolo o sigilo (nuestro diseño) se cargará con energía mientras lo realizamos. En primer lugar, todo movimiento, transformación, implican generación de energía, en segundo, por nuestra implicación, cabe suponer que cargaremos con buena parte de energía emocional, sin embargo también podemos asociar el proyecto con las energías espirituales y naturales provenientes de Divinidades o, incluso, de los Elementos.
 
Primero cortaremos la tela a la medida adecuada, y dibujaremos sobre ella el diseño escogido. Luego pasamos a ir siguiendo las líneas trazadas con puntos de hilo, y, posteriormente rellenaremos las figuras con más puntos, si se desea. No importa que los puntos nos salgan desiguales, o separados, o feos… lo hacemos lo mejor que podemos, y ya. Tal vez con la práctica saldrá mejor, pero lo importante en todo caso es la acción repetida de pasar la aguja de un lado a otro de la tela e ir viendo como las líneas dibujadas cobran color y volumen. Como todo proyecto mágico, hay parte en todo esto que sólo corresponde al subconsciente, en ocasiones relacionado con el Yo Inferior (Yo Joven en palabras de Starhawk). Como indica Amber K[4]: “La magia efectiva trabaja así: el Yo Intermedio (consciente) escoge un propósito que vaya de acuerdo con su Verdadera Voluntad; éste comunica su propósito al Yo Joven de una forma especial, al tiempo que obtiene poder; el Yo Joven “empuja” el poder y lo canaliza hacia el Yo Superior, junto con una imagen clara del objetivo deseado y éste utiliza el poder para manifestar el resultado deseado (…).”
 
Podemos encender una vela apropiada, o algo de incienso, y acompañar nuestro trabajo con música que nos resulte evocadora para visualizar el aspecto en el que trabajamos o, simplemente ponernos “en la frecuencia adecuada”. Bordar cada uno de los símbolos nos llevará un tiempo, y pronto nos daremos cuenta de que no pondremos en todo momento el mismo grado de atención sobre el trabajo. Esto está bien porque da mucho juego a la acción del subconsciente, para mayor tranquilidad nuestra. Se podría decir que, así cómo otros proyectos siguen un principio de “explosión”, en el que la energía se acumula hasta llegar a un punto álgido en el que es liberada de una sola vez, este responde a un principio de “filtración” en el que las energías van combinándose adecuadamente y deslizándose hacia nuestro interior, dónde realizan su trabajo del mismo modo en que las aguas subterráneas dibujan la geografía interior de la Tierra.
 
Y CUANDO HEMOS ACABADO, ¿QUÉ?
Cuando uno acaba está ya en otro punto del que estaba cuando empezó el trabajo. Con nuestra tela bordadita podemos hacer varias cosas; si saben de labores podrían enmarcarla y colgarla para que sirva de recordatorio de la experiencia. Podemos también guardarlo con nuestras herramientas mágicas y sacarlo en ocasiones convenientes con el mismo propósito.
 
Podemos hacer un saquito con ella y guardar en su interior elementos consagrados que sirvan de continuación a la tarea que hemos realizado (representando, por ejemplo, los deseos que en la etapa de creciente lunar pusimos de manifiesto) y enterrar o guardar el saquito en un lugar seguro.
 
También podemos quemarla en un fuego sagrado, en un ritual posterior elaborado con ese propósito, o durante la celebración del siguiente Sabbath.
 
En todo caso creo que es algo tan personal que en ningún caso deberíamos regalarlo, a no ser que lo hayamos realizado con esa idea por alguien de confianza.
 
 

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