En algunas ocasiones he hablado de la importancia que tiene la música en la brujería. Sabemos que las palabras vibran, y la entonación da este poder sonoro a la invocación en el hechizo.
La palabra, materializa el pensamiento, la intención, la autoridad en el decreto. Si le sumamos la entonación en las palabras, y una rima sencilla y armónica, haremos vibrar los planos y los mundos.
Nuestros decretos personales llevan nuestra esencia, por lo que nuestro canto es único y poderoso.
Los conjuros más efectivos usan versos simples y rítmicos que, aunque a veces aluden al deseo o resultado del conjuro, pueden ser a menudo muy efectivos para establecer una sensación de momentum para el conjuro.
Obviamente no todos los trabajos se hacen rimando o cantando, pero si son muy comunes. De hecho, en muchas recetas indica cantar el hechizo, o rimar el conjuro, pero no especifica cual es, lo tenemos que crear nosotras acorde con el propósito.
Si un hechizo cantado quieres echar
tu ingenio debes usar,
y las palabras deben rimar.
Si un conjuro quieres terminar,
el decreto debes cantar,
con tu esencia poderoso será.
Texto: Azabaches Hedge