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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Visitando el Templo de la Luna

Esta meditación periódica tiene como fin conectarnos con la Diosa en el Templo de la Luna cada luna llena. A través de este viaje hacia el Templo de la Luna podremos trabajar con nuestro fuego interno y con el fuego transmutador del centro del Templo. ¡Quién sabe los secretos que nos tiene guardados la Diosa en su Templo!

Necesitaremos:

  • Un mantel azul oscuro o plateado.
  • Un velón plateado.
  • Selenitas, piedras lunares, puntas de cuarzo y amatistas.
  • Algún incienso que te ayude a concentrarte y entrar en estado de paz y armonía.

Como en cualquier meditación o inducción al trance debes relajarte, mantenerte tranquilo y asegurarte de que nadie te molestará durante el momento de la meditación. Sería idóneo que la llevases a cabo en el exterior, de manera que la luz de la luna bañase directamente tu cuerpo. Monta tu altar con cariño y delicadeza. Alza de vez en cuando la mirada hacia la luna, siendo consciente de cómo ella está observando cada gesto que llevas a cabo. De hecho ella está siendo consciente del acto devocional que estás haciendo.

En relación a los cristales, tenemos dos opciones que darte. La primera es que crees un vórtice o una red cristal donde la vela plateada sea el centro del mismo, y el entramado de cristales esté formado por selenitas, piedras lunares, puntas de cuarzo y amatistas. En el caso de no disponer de ellas y no ser capaz de crear una red cristal, ten las que puedas en el altar sabiendo que te transmiten sus propiedades interactuando directamente con tu aura. Visualiza cómo el altar brilla en un color blanco-plateado lunar por sí solo, gracias a tu magia, a las piedras y su energía y gracias a la luz de la luna llena que carga con energía todo lo que toca. Todo lo que la Diosa toca esta noche adquiere un brillo sobrenatural.

Una vez hayas dispuesto todos los cristales o las piedras que vayas a usar toma la vela en tus manos. Respira profundamente y visualiza cómo de tus manos sale un torrente de luz plateada que impregna toda la vela. Estás cargando la vela que te servirá de puente entre este mundo y el Templo Lunar. Un Templo en el que nos reuniremos con la Diosa, en su faceta de Anciana, vestida de blanco y plata. Ten muy en mente que esa vela, nada más ser encendida, va a crear un portal por el cual vamos a acceder y ascender hacia el Templo de la Luna para entrar en comunión con la Diosa.

Respira profundamente, enciende la vela visualizando cómo desciende sobre ella un torrente de energía blanco-plateada y afirma:

Aquí y ahora, en esta noche de Luna Llena, honro a la Diosa en todas sus formas y bajo todos sus nombres pero especialmente honro a la Anciana vestida de plata y de estrellas, pues es el Universo mismo. La que vive en el Templo de la Luna y se encarga de vestirla de negro.

Que con el encendido de esta vela, se genere un portal que conecte los mundos: el mundo terrenal y el mundo lunar, para tener acceso y conexión al Templo de la Luna, donde no existe el tiempo, donde las estrellas brillan en la oscuridad del Universo.

Una vez hayas realizado la oración, visualiza cómo ante ti, se abre un portal. Atravesar ese portal te va a llevar directamente al Templo de la Luna ¿Estás preparado? ¿Sabes qué encontrarás al otro lado? Respira hondo, con tranquilidad y confianza. Ella, el Principio y el Fin de todo, la de los cabellos de plata, vestida de blanco te espera al otro lado.

Visualiza cómo te levantas del altar, y caminas hacia el portal que se encuentra delante de ti. Al atravesarlo, sientes una sensación de vértigo y velocidad que dura unos segundos, pero al abrir los ojos te encuentras en un espacio que no reconoces. Está oscuro y es de noche, pero las cosas en este plano brillan de una forma peculiar. ¿Qué ves? ¿Qué sientes? ¿Qué oyes?

Camina descalzo, siente la hierba en tus pies y el frío de la noche. Pero no es un frío incómodo. Es un frío, que paradójicamente da calor ¿Qué locura verdad? Oyes a lo lejos el sonido de un manantial o de un riachuelo y sigues ese sonido con curiosidad a través de un sendero entre grandes helechos. Caminas entre el bosque y apareces en una cascada, con un agua turquesa tan clara y tan limpia que te dan ganas de sumergirte, pero no en esta ocasión… A mano derecha del manantial se alza una estructura, de planta circular, con columnas griegas ¡Es un Templo circular! Pero de qué está hecho… Brilla de una forma peculiar, emite luz propia… ¿Es selenita? ¡Sí! ¡Lo es! Estás ante un templo circular de selenita. La luz que emite el templo es justo la luz que alumbra todo el lugar en el que nos movemos. El Templo es una fuente de luz ¡Es la fuente de luz de todo el lugar!

Podemos acceder al templo por cualquier lado, es circular y entre las columnas hay suficiente espacio para que tres o cuatro personas pasasen a la vez pero está en altura y antes tenemos que subir los peldaños que son nueve. Subes los nueve escalones y mientras que vas ascendiendo y tus pies entran en contacto con la selenita, suave y casi de tacto sedosa, ve contando: 1…2…3…4…5…6…7…8…9... Respira profundamente.

Mientras ibas ascendiendo te estabas impregnando de la energía de la selenita. Ahora te sientes mucho más liviano, no hay ningún pensamiento negativo en tu mente. Todo eso, lo negativo y los pensamientos que te distraen, se han quedado atrás a medida que ascendías los nueve escalones. Ahora, una vez llegado arriba sientes que desde tu chakra corazón surge una esfera que emite una luz plateada que a su vez, se conecta con el resto de chakras convirtiendo tu aura y tu sistema energético en un torrente de color plata. Emites esa luz, vibras a una alta frecuencia, lo notas, lo sientes…

En el centro del templo hay un plato enorme de plata que contiene unas llamas de color violeta. ¿Y este fuego? ¿Un fuego violeta? Te preguntas… Te acercas lentamente hacia él con la intención de tocarlo, pero justo antes de acariciarlo aparece una figura delante de ti. Una mujer vestida de mantos blancos y plateados, con un velo/capucha… Sus cabellos de plata caen por delante de su túnica. Su rostro refleja la edad del mundo y del universo, pero sus ojos despiden una fuerza y una magia que jamás has visto. No porta bastón alguno, no camina encorvada, tiene un aspecto jovial inquietante ¿Cómo sería posible?

Te ha mirado, te has quedado helado y te ha empezado hablar telepáticamente:

Aquí estás hijo mío (o mi hija)… Te he estado esperando todo este tiempo. Desde los albores del tiempo y desde tu nacimiento, he estado observándote, viendo cómo crecías. Yo era cada caricia de tu madre, cada abrazo y cada beso de tu abuela. Yo era todas ellas y ellas son yo. Aquí te encuentras, en el Templo de la Luna, ante mí presencia. Yo, que soy el principio y el fin de todo. Yo, que soy lo que encontrarás al final de tu camino. Aquí me encuentras ¿Qué deseas hijo mío? ¿A qué has venido?

Habla con ella, abre tu corazón hacia la Diosa y deja que lo sostenga en sus manos. Deja que lo sane, deja que lo cuide. Cuéntale tus miedos, tus dudas. Pídela ayuda o consejo. Escucha sus señales, escucha su consejo. Conversa con Ella todo lo que desees…

Cuando haya terminado tu conversación, entrégale una ofrenda dejándola frente a una de las columnas, pues hay una mesa de plata donde puedes colocarla. Tras esto, la Diosa te llama una última vez porque te va a entregar un regalo:

He aquí el fuego transmutador, que todo lo quema y lo purifica. Y este es mi regalo.

La Diosa mete la mano en el fuego violeta sin quemarse, toma una llama en sus manos y te dice: no temas. Lo acerca a tu pecho y lo instala en tu chakra corazón. ¡No quema! Este fuego no quema… Pero se está extendiendo por todo tu cuerpo y por todo tu sistema energético. Tu aura ahora ha cambiado de color a violeta radiante. La Diosa te dice:

Este es el fuego transmutador, el fuego del principio y el fin. Tu fuego interno. No lo olvides nunca. No olvides tu Templo, no olvides tu cuerpo, no te olvides de ti mismo. No te olvides de la llama que te mantiene vivo y te da calor. Y si alguna vez lo olvidas, reúnete conmigo en luna llena, y visítame aquí, en este lugar.

Tras decir estas palabras la Diosa se desvanece dejando una nube de polvo brillante que una brisa instantánea barre y se lleva fuera del recinto sagrado ¿Qué acaba de suceder? Integra todo lo que ha pasado con tranquilidad y sin prisa. Tómate el tiempo que necesites para pensar, meditar y reflexionar frente a la llama púrpura que yace inmortal en el centro del Templo de la Luna. Este es un lugar al que podrás venir todas las lunas llenas. Un lugar mágico donde poder aprender de la Diosa y de su fuego transmutador. Un lugar de poder en el que poder arrojar al fuego todo aquello que no nos deja avanzar, situaciones que queramos transmutar etc. Pues este es el fuego de la renovación, de la transformación y de la transmutación. Todo lo que arrojes a este fuego, será transmutado en un plazo de una luna.

Una vez que te sientas preparado, despídete del lugar sagrado. Baja con delicadeza los nueve escalones y realiza el camino de vuelta hasta el portal por el que has venido.

Notas aclaratorias:
 

  • Las piedras y cristales que has estado usando en el altar del Templo de la Luna puedes usarlos durante todo el mes hasta la siguiente luna llena de manera que irás viendo con cuál de los cuatro conectas mejor y asocias más a las energías lunares y de la meditación en concreto.

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