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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Hidra

Hera, impuso a Hércules, el desafío de afrontar doce difíciles pruebas, los doce trabajos de Hércules, de los cuales, el segundo era vencer a la temible Hidra de Lerna. Su principal característica es que al cortarle una cabeza le salen otras dos.
 
La principal fuente para el conocimiento de esta leyenda es la Biblioteca, un tratado de mitología escrito presumiblemente hacia el siglo I por un erudito griego de identidad desconocida pero al que convencionalmente se le llama Pseudo Apolodoro (porque la tradición le atribuía erróneamente a Apolodoro de Atenas la composición de la obra).
 
Éste es el relato: “En vistas a su segundo trabajo, Heracles fue instruido para matar a la Hidra de Lerna. La bestia había sido criada en los pantanos de Lerna, desde donde se marcharía a las planicies para acometer rebaños y asolar la tierra. La Hidra era de enorme tamaño, con ocho cabezas mortales, y una novena en el centro que era inmortal.
 
Con Yolao conduciendo, Heracles se dirigió en carro hacia Lerna, y allí, deteniendo los caballos, halló a la Hidra sobre una elevación contigua a las fuentes de Amimone, donde ella había anidado. Arrojándole lanzas ardientes, la forzó a salir, y cuando lo hizo fue capaz de atraparla. Pero ella se aferró a él envolviendo uno de sus pies, y él no pudo zafarse golpeándola con su maza, porque tan pronto como una cabeza era cercenada otras dos crecían en su lugar.
 
Entonces un cangrejo gigante vino directo a socorrer a la Hidra, y mordió a Heracles en el pie. Por esta razón mató al cangrejo, y llamó en su auxilio a Yolao. Yolao hizo algunas antorchas prendiendo fuego una porción de los bosques aledaños, y, usándolas para quemar los muñones de las cabezas, impidió que éstas volvieran a crecer. Cuando hubo solucionado este problema, Heracles derribó la cabeza inmortal, la cual enterró y cubrió con una pesada roca al costado del camino que va de Lerna a Elaio. Despedazó el cuerpo de la Hidra y embebió sus flechas en su veneno”.
 
Cuando Euristeo, el rey que asignaba los trabajos a Heracles, supo que el sobrino de éste, Yolao, le había ayudado a completar la labor, se rehusó a considerar la muerte de la Hidra de Lerna como una hazaña valedera.
 
 
Mitos y Leyendas

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