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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Limón y sal

Hay un método ultra conocido para limpiar, absorber y eliminar las vibraciones que no nos apetece tener en casa o que nos están molestando. Seguro que lo habéis ido heredando de generación en generación pero, si no es así, aquí te lo explico.
 
Simplemente se necesita un LIMÓN, SAL GRUESA y un plato de un tamaño apropiado para el limón elegido.
 
Lo primero de todo es lavar muy bien el limón bajo un chorro abundante de agua. Luego, lo cogemos entre nuestras manos y le explicamos mentalmente -o en voz alta- lo que queremos de él; es decir, que programamos al limón para una determinada función.
 
Una vez programado, lo ponemos sobre el plato que hemos seleccionado y, con un cuchillo, hacemos cortes transversales en el limón, sin llegar a separar sus partes del todo. Hay quien lo hace en forma de cruz, pero yo prefiero hacerlo en forma de estrella. Cada uno que lo haga como sienta.
 
Ya hechas las separaciones, se abre el limón y se introduce la sal gruesa en su interior, y también por todo alrededor del limón esparcido en el plato. Mientras se echa la sal se puede decir una frase del tipo:
 
Limón, de ácido corazón, arrastra hacia tu interior todo lo que para mí sea una maldición.
Sal, que todo lo que tocas haces purificar, protege a mi hogar de todo lo que me quiera molestar
 
Ese platito lo colocamos en lugares estratégicos de casa. Es decir: bajo las camas, en la entrada, en las esquinas de las habitaciones más concurridas, a la entrada de tu negocio,...donde sientas que más lo necesitas. Puedes poner tantos como desees o creas necesarios. Podrás retirarlo o cambiarlo cuando veas que el limón se ha desecado o podrido, y eso es algo que suele ocurrir de una forma muy rápida cuando hay mucho que limpiar en un lugar.
 
Una vez lo retires, agradece el trabajo realizado y, si quieres, puedes ponerlo en un papel de periódico, cubrirlo con tierra y tirarlo tranquilamente a la basura orgánica.
 
Cortesía. Mis cosas de bruja.

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