Las perlas son un milagro e la naturaleza pues todo indicaría que se dan por pura suerte, de una manera increíble y completamente aleatoria. Un grano de arena encuentra su camino hacia el interior de la concha de una ostra. Irritada por el intruso, el animal recubre el grano de arena con nácar, formando la perla. La lección que podemos tomar de este proceso: Es que incluso una experiencia negativa puede ser transmutada en algo hermoso y maravilloso, algo muy especial y valioso.
Para activar esta magia en tu vida, cierra los ojos por un momento y visualiza un grano de arena. Obsérvalo en la forma de un reto o una dificultad que estés afrontando en este momento de tu vida, una que pudiera ser poco agradable y a la cual no puedas huir o escapar: Una que tengas que afrontar. Cubre ese grano de reto con un velo de luz blanca y radiante (nácar). Concéntrate y visualiza cómo ese grano se suaviza y pierde sus bordes abrasivos, su habilidad para causar dolor o incomodidad desaparece. Continúa cubriendo y recubriendo esa situación con luz y energía, y con cada capa de nácar repite:
Yo te rodeo con amor,
Yo te rodeo con mi propio ser,
Hasta que Yo brille desde tu interior
Observa ese grano convertirse en una perla. Repite esta meditación cuando sea que estés enfrentando un reto en tu vida.
Escrito por su autora, NATALIE ZAMAN
Traducido por Templo Dragón
Publicado por Llewellyn Worldwide Ltd. ® ™ ©