En la antigua Roma, se celebraba la fiesta anual de Luna el día 31 de marzo, la celebración de la diosa de la luna y la magia lunar.
Al salir la luna, nos sentaremos tranquilamente en un lugar sagrado (y seguro) para invocarla. Dibujaremos o trazaremos un círculo en sentido horario alrededor de nosotros con el dedo índice de la mano dominante, y llamaremos a la luna diciendo:
Invoco a la Luna, la divinidad femenina, la que gobierna la medición del tiempo, los ciclos de fertilidad, los calendarios y cultivos y pido me bendiga con la sabiduría de la luna.
Mágica intuición del ciclo eterno: de oscuridad, crecimiento, plenitud, menguante y vacía.
Bendíceme con el conocimiento de los ciclos del universo, que fluya con los cambios.
Luna, bendíceme a lo largo de todas las etapas de mi existencia
Respira profundamente. Conectarte con la luna, y con su eterna magia cíclica. Sabremos y estaremos seguros de que en su ciclo de cambios nos guiará.
Cuando creas que es el momento adecuado para terminar nuestro trabajo con la Luna, abrirás el círculo con la mano contraria con la que trazaste el círculo, girando en sentido antihorario, liberando las energías y agradecemos por el trabajo realizado.
Cortesía de DALLAS JENNIFER COBB