Las mañanas de junio son como perlas: son lustrosas, casi etéreas. La niebla de la noche anterior persiste en estanques y ríos, y las colinas aún no son completamente visibles. Lentamente, la niebla se levanta como una cortina que se eleva para comenzar un nuevo día.
Una mañana de junio es un buen momento para observar al aire libre usando agua. Para hacer esto, busca un cuerpo de agua. Podría ser un estanque, un río o un bebedero para pájaros. Primero, arroja un guijarro al agua. Deja que las ondas representen el tiempo mismo, siempre en movimiento. Cuando estés listo, comienza a mirar. Piensa en una pregunta específica o no, mientras estás abierto a todas las imágenes que veas. Cuando termines, regresa a un estado de conciencia cotidiano y comienza el día. Ahora estarás más consciente de tu entorno: el canto de los pájaros de la mañana, la brisa en tu piel y la creación de un nuevo día.
Escrito por su autor, JAMES KAMBOS
Traducido y adaptado por Templo Dragón
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