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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Diosas Vírgenes

Cuando una mujer vive toda su vida un arquetipo de virgen, quiere decir que una parte significativa de ella es psicológicamente virginal, no que sea física y literalmente virgen. Una parte de su psique ´no pertenece a nadie´.
 
El arquetipo de la diosa virgen.
Cuando el arquetipo de la diosa virgen – Artemisa, Atenea o Hestia – es un arquetipo dominante, la mujer es (como escribió la analista junguiana Esther Harding en su libro Women´s Mysteries) “completa-en-sí-misma”. Por lo tanto, como describió Harding: “Una mujer que es virgen, completa-en-sí-misma, hace lo que hace, no por algún deseo de agradar, no para gustar o ser aprobada, ni siquiera por sí misma; no por algún deseo de obtener poder sobre otra persona, para captar su interés o su amor, sino porque lo que hace es verdad. Su acción puede ser efectivamente no convencional.
 
Si una mujer es completa-en-sí-misma, estará motivada por la necesidad de seguir sus propios valores internos, de hacer lo que tiene sentido para ella, con independencia de lo que piensen los demás.
 
Desde el punto de vista psicológico, la diosa virgen es esa parte de una mujer que no ha sido tallada, ni por las expectativas colectivas, sociales y culturales (determinadas por los hombres) de lo que debe ser una mujer, ni por un juicio masculino concreto sobre ella.
 
Artemisa: diosa de la caza y de la luna.
 
Atenea: diosa de la sabiduría y de la artesanía.
 
Hestia: diosa del hogar y de los templos.
 
Estas 3 diosas personifican los aspectos independientes, activos y de no-relación de la psicología femenina.
 
Artemisa y Atenea son arquetipos orientados hacia afuera y hacia el logro, mientras que Hestia enfoca su atención hacia adentro. Las 3 representan impulsos internos en las mujeres para desarrollar talentos, ir en pos de intereses, resolver problemas, competir con los demás, expresarse de manera articulada con palabras o mediante formas artísticas, poner su entorno en orden o llevar vidas contemplativas.
 
Sólo estas 3 entre todos los dioses, diosas y mortales fueron inconmovibles por el irresistible poder de Afrodita, diosa del amor, para inflamar la pasión y agitar el anhelo erótico y los sentimientos románticos. No les conmovían el amor, la sexualidad ni el enamoramiento.
 
 
- Jean Shinoda Bolen en "Las diosas de cada mujer".

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