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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Hermes Trismegisto

Hace mucho tiempo ya, y sin saber exactamente cuándo, surgió en Egipto un maestro al que llamaron “Tres veces grande”.  Considerado un dios entre los antiguos le dieron el nombre de Tot, al que los griegos terminaron llamando Hermes. Es así como nos ha venido hasta hoy en día su nombre y todo su conocimiento. Su doctrina se conoce como Doctrina Hermética y se vio reflejada en su libro más importante, El Kybalion.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio, paralelo al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas que hoy es conocido como hermetismo.

El origen de este mítico Hermes Trismegisto, está lleno de gran mística, leyendas e historias. Se suele argumentar que Hermes Trismegisto era el mismo Thoth de los egipcios, también se dice que fue un sabio que por su gran conocimiento fue elevado al grado de dios en la antigua Grecia. De igual manera, son muchas otras las relaciones y comparaciones que se hacen entre diversos personajes históricos y la figura de Hermes Trismegisto, el cual pasa a ser una figura arquetipica más que un personaje histórico del cual se tenga evidencia concreta.

Estudiosos judíos y renacentistas como Marsilio Ficino, lo consideraban contemporáneo de Moisés. Se le han atribuido estudios de alquimia como la Tabla de esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de filosofía, como el Corpus hermeticum. El Poimandres, del cual Marsilio Ficino formó su opinión, establece que “le llamaban Trismegisto porque era el filósofo más grande, el sacerdote más grande y el rey más grande”.

 

Desde mucho tiempo, el nombre de Hermes hizo pensar a los historiadores de la alquimia. Hermes, el mensajero griego de los dioses responde en el sincretismo alejandrino al Dios Egipcio Toth, inventor de los números de la escritura. Se podría decir también, de la actividad intelectual y de la ciencia. En los años veinte del siglo noveno, se encontraron dos papiros llamados de Leyden y de Estocolmo que contenían el texto de la Tábula Smaragdina.

Según la leyenda, fue Alejandro Magno quien, después de conquistar Egipto arrancó de las manos del cadáver de Hermes Trismegisto, enterrado en la Cámara Sepulcral de la Gran Pirámide de Gizeh, la Tábula Smaragdina, tabla de esmeraldas provista de un epígrafe.

El Corpus hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza.

Muchos escritores cristianos incluyendo a Lactancio, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Giordano Bruno, Marsilio Ficino, Campanela y Giovanni Pico della Mirandola consideraron a Hermes Trismegisto un sabio profeta pagano que previó la llegada del Cristianismo. Por otro lado también ha recibido críticas de numerosos teólogos católicos en gran medida por el secretismo iniciático y el sincretismo religioso de Hermes. Uno de los primeros en hacerlo fue Agustín de Hipona en su obra La Ciudad de Dios.

El libro Poimandres, del cual Marsilio Ficino formó su opinión, establece que a Hermes “le llamaban Trismegisto porque era el filósofo más grande, el sacerdote más grande y el rey más grande”. La enciclopedia bizantina Suda (siglo X) establece que: “Era llamado Trismegisto a cuenta de su alabanza hacia la trinidad, diciendo que hay una naturaleza divina en la trinidad”.

No obstante, debido a la carencia de evidencias concluyentes sobre su existencia, el personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre todo a partir del resurgimiento del esoterismo.

 
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La Piedra de Rosetta, en el Museo Británico.

Orígenes Mitológicos

 En la inscripción de la Piedra de Roseta, queda en evidencia que Thot y Hermes son un mismo dios, que recibe el apelativo de «Tres Veces Grande» (Trismegisto).

 

Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándolos con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios.

Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto», probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos.

Siegfried Morenz ha sugerido en Religión de Egipto: «La referencia a la autoría de Tot […] se basa en la antigua tradición, y la cifra de cuarenta y dos probablemente se debe al número de nomos de Egipto, y, por tanto, pretende transmitir el concepto de integridad». Platón, en Timeo y Critias comentó que en el templo de la diosa Neit en Sais, había salas que contenían registros históricos secretos de sus doctrinas que tenían hasta una antigüedad de 9000 años.[cita requerida] A la identificación entre Tot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el Corpus hermeticum.

El culto de Hermes Trismegisto se dividió en dos corrientes. Una, llamada «culta» se abocó a sus aspectos de filosofía y teología, mientras que la otra, llamada «popular» o «secreta», se abocó a las ciencias y la magia. Una mezcla de ambas escuelas dio origen a varias doctrinas que fueron llamadas gnósticas por los griegos y se relacionaron con las teologías dualistas, que hasta nuestros días sostienen la existencia de dos dioses.

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Una imaginativa representación del siglo XVII de la Tabla Esmeralda del trabajo de Heinrich Khunrath , 1606.

Imagen de  la Tabula Smaragdina, tal como se la representa en el Anfiteatro de la sabiduría eterna, de Heinrich Khunrath (1609), un conjunto de comentarios sobre 365 versículos, uno por cada día del año, del Libro de los Proverbios y el Libro de la Sabiduría, mezclando terminología cristiana, cabalística y alquímica. Tallada en una montaña, separada del mundo, brilla en ella, inextinguible, la llama de la sabiduría. Para los alquimistas, la mítica tabla, cuyo original, si es que existió, no se encontró jamás, representaba el evangelio de su disciplina, pues en ella se contenían los principios fundamentales de su concepción del mundo.

Además, como todas las cosas fueron creadas por el Uno, así todas las cosas fueron creadas a imagen del Uno.

 

Quienes creen que la Tabla de Esmeralda precedió el Antiguo Testamento, argumentan que la raíz de los preceptos de las tres religiones  biblicas está en los principios del Hermetismo revelados en el famoso texto.

Algunas versiones de la historia relacionan a Abraham con el autor de la Tabla de Esmeralda y dicen que fueron contemporáneos, pero de lo único que podemos estar seguros es de que esta es una de las posibilidades que se barajan.

Sin embargo, no cabe duda que efectivamente el Judaísmo -y por ende el Cristianismo y el Islam- comparten esta creencia que les es fundamental.

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Hermes y su caduceo o bastón de serpiente se encontraban entre los principales símbolos de la alquimia.

La Tabla Esmeralda de Hermes Trismegisto

Los interesados en ocultismo estarán familiarizados con la Tabla Esmeralda, un enigmático texto atribuido a Hermes Trismegisto, el mítico padre del esoterismo, .

Su padre es el Sol y su madre la Luna. El viento lo llevó en su vientre. Su nodriza es la Tierra, la madre de toda perfección”

IV precepto de la Tabla de Esmeralda

La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones. En Occidente, la alquimia ha sido conocida como Filosofía Hermética debido a Hermes Trismegisto, nombre griego del que se dice fue su fundador, el dios egipcio Thoth, a quien se atribuye la creación del documento más famoso que ha existido en Occidente sobre alquimia: la Tabla Esmeralda que, escrita por el propio dios egipcio de la magia sobre una lámina color esmeralda, ha sido fuente de inspiración para numerosos alquimistas que supieron leer en ella la verdad más verdadera, porque “el Sol que este arte produce supera a todos los soles naturales en lo que a sus propiedades medicinales y de otros tipos se refiere.”

La práctica de la alquimia exige del alquimista ciertas habilidades basadas en su necesaria conexión con determinadas fuerzas operativas relacionadas con la Naturaleza y con el estado de su cuerpo, mente y espíritu. El objetivo siempre fue la producción de medicinas para el cuerpo y para el espíritu que tuviesen la capacidad de hacer retornar la salud, gracias a un trabajo que va más allá del laboratorio, para exigir la regeneración física y espiritual del alquimista, en un continuo intento por sublimar esa Medicina Universal hasta convertirla en Elixir de Vida.

 

El concepto moderno de la autosemejanza refleja la sabiduría antigua de las leyes herméticas bajo una nueva forma.  El conjunto de esas leyes (conocidas como la Tabla Esmeraldina) se atribuye al antiguo dios greco-egipcio de la sabiduría y las ciencias Thot-Hermes Trismegisto (el maestro tres veces grande).

Y es que proviene de un documento que no sabemos dónde está, escrito con un alfabeto desconocido pero parecido a la antigua escritura fenicia y que -depende de cuál fuente consultes- data de hace unos 1.200 años o unos 36.000.

Se cree que Hermes grabó originalmente en tabletas de Esmeralda y se colocó dentro de la Cámara de los reyes de la Gran Pirámide, el verdadero autor de este texto misterioso sigue siendo un misterio, y los estudiosos creen que la leyenda de la Tableta y Hermes son probablemente de naturaleza apócrifa.

Lo que sí sabemos es que el contenido de lo que se conoce como la Tabla de Esmeralda no sólo ha sobrevivido el paso del tiempo de cuando sea que fue escrito sino que además ha dejado su marca en varias esferas del conocimiento y en personalidades de la talla de Isaac Newton.

Hasta el siglo XX las fuentes más antiguas conocidas eran manuscritos medievales, pero investigaciones posteriores han hallado predecesores arábigos. En ella está condensado o resumido todo el arte de la Gran Obra, objetivo principal de la alquimia, que es el arte del perfeccionamiento y la Gran Obra implica su cumplimiento, la perfección. La Tabla de Esmeralda contiene en sus pocas líneas el secreto de la Gran Obra, es un pasaje directo para la perfección.

Dicho mensaje es expresado de modo simbólico, su sola lectura no revela su significado. El acceso a la Gran Obra requiere trascender nuestra limitación racional, de ahí que todo alquimista conlleve una transmutación personal paralela que le permita acceder al lenguaje del Símbolo. El Todo, el Uno, tan sólo se expresa simbólicamente y es necesario el aprendizaje en la hermeneútica del Símbolo. De no ser así, su sola simplicidad generará incredulidad. La Razón aguarda complejidad ante lo complejo, mientras el Uno, el Ouroboros, se descubre ante la simplicidad de otra lectura, de otro lenguaje. En definitiva, la expresión críptica de la tabla no es intencional, sino que requiere de la persona adecuada, capacitada para la Gran Obra.

La Tabla de Esmeralda ve reflejada su esencia en el fundamento ontológico último de la filosofía, en la finalidad del Ser. Apercibido el ser humano de su carencia y limitación vitales, se provee de un acercamiento perpetuo a la posibilidad de lo trascendente, lo eterno. Eternidad en la búsqueda de lo absoluto, aquella respuesta que satisfaga lo limitante y abrace al Universo. Saciedad de la inconformidad terrenal a través del encuentro con la esencia del Uno, del Todo, para poder ingresar en él, para formar parte de él. En definitiva, llegar a Ser la Totalidad que ya se Es.

La Tabla de Esmeralda es una vía directa para dicha finalidad. Aquél que la entienda tiene el acceso directo al Todo, al Uno, al Universo, al Ouroboros. De gran sencillez y escasa extensión, el texto escrito en la tabla expone la identidad básica entre los fenómenos celestes y terrestres, que considera manifestaciones de la esencia única de todo cuanto existe, y deduce de esa identidad la posibilidad de transmutar unas sustancias en otras, pues todas ellas no son sino envoltorios de una sola y única materia prima cuya naturaleza no es material, sino espiritual.

Tanto la Ciencia como la Filosofía se originan vislumbrando en el horizonte la respuesta a la pregunta por el Uno. La filosofía de la ciencia tiene como propósito responder a dicha pregunta fundamental. La Tabla de Esmeralda conlleva una necesaria tendencia holística, ya olvidada en el transcurso de la historia, que contrasta con una marcada disociación en la metodología del saber contemporáneo, más fundamentada en una unidireccionalidad nihilista que en una integración de todos los opuestos de la existencia.

 

Las capas de significado en la Tabla Esmeralda se han asociado con la creación de la piedra filosofal , así como con otras ideas esotéricas . Podria estar relacionada con los Libros de Jade.

Los libros de jade se describen en varias escrituras del canon taoísta como existentes primordialmente en los diversos cielos divinos. Se dice que estos Libros de Jade son instrumentales para crear y mantener la estructura divina del universo, o para regular el destino nacional o personal.

Aquí  dejo el texto íntegro que lleva por nombre “Preceptos de Hermes Trismegisto”:

I. Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto.

II. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan para cumplir los prodigios del Uno.

III. Como todas las cosas fueron creadas por la Palabra del Ser, así todas las cosas fueron creadas a imagen del Uno.

IV. Su padre es el Sol y su madre la Luna. El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.

V. Es el padre de la Perfección en el mundo entero.

VI. Su poder es fuerte si se transforma en Tierra.

VII. Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo burdo, pero sé prudente y circunspecto cuando lo hagas.

VIII. Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez.

IX. Esto tiene más virtud que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las cosas sólidas.

X. Éste es el modo en que el mundo fue creado.

XI. Éste es el origen de los prodigios que se hallan aquí [¿o, que se han llevado a cabo?].

XII. Esto es por lo que soy llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la filosofía cósmica.

XIII. Lo que tuve que decir sobre el funcionamiento del Sol ha concluido.

Este antiguo texto es bien conocido entre los investigadores de lo oculto, los filósofos y los llamados alquimistas desde al menos el siglo VIII. La tradición hermética ha estudiado la tabla durante siglos. En ella parecen resumirse todas las grandes ideas desarrolladas por la alquimia.

 Resulta difícil atribuir este tratado a un autor o periodo específico, debido a que solo poseemos traducciones latinas y árabes del mismo, y las únicas referencias que tenemos concernientes a Hermes Trimegisto son viejas leyendas, la mayor parte de carácter simbólico. En un artículo titulado “La alquimia en el siglo XIX”, Helena Blavatsky, explica la dificultad de querer atribuir este tratado a un solo autor:

“¿No nos dice Avicena que la Tabla Esmeraldina, el tratado alquímico más antiguo, fue encontrado sobre el cuerpo de Hermes, enterrado desde hace siglos en Hebron, por Sarah, esposa de Abraham? Pero ‘Hermes’ nunca fue el nombre de un hombre, sino un título genérico, de modo análogo al uso del término ‘neoplatónico’ en tiempos antiguos, o ‘teósofo’ hoy en día. ¿Qué es lo que realmente se sabe sobre Hermes Trimegisto, el tres veces grande? Menos de lo que sabemos sobre Abraham, su esposa Sarah y su concubina Agar, que san Pablo declara ser una alegoría. En tiempos de Platón, Hermes fue identificado con el ‘Thot’ de los egipcios. Sin embargo, la palabra ‘thot’ no solo quiere decir ‘inteligencia’, sino también una asamblea o una escuela”.

 

Mi recomendación es que lo leas con la mente más abierta posible. De hecho, la recomendación de mente abierta es válida para cualquier otro aspecto que se te plantee a lo largo de este blog y también la vida, solo así podemos dejar que entre aire fresco y cuestionar nuestras actuales creencias, por mucho que nos cueste a todos

..así en la tierra como es en el cielo.

 

Fuente: https://santuariodelalba.wordpress.com/

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