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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

También aquí están presentes los Dioses

También aquí están presentes los dioses.
Heráclito (540-476 a.C.)
 
-- Un breve texto de Martin Heidegger --
 
El hombre, en la medida en que es hombre, mora en la proximidad de dios.
 
Existe un relato contado por Aristóteles (de part. anim. A 5, 645a 17) que guarda relación con la sentencia de Heráclito. Dice así:
 
Ηράκλειτος λέγεται προς τους ξένους ειπείν τους βουλομένους έντυχεΐν αύτφ οι επειδή προσιόντες ειδον αύτον θερόμενον προς τω ίπνφ έστησαν, έκέλευε γαρ αυτούς εϊσιέναι θαρροΰντας· είναι γαρ και ενταύθα θεούς.
 
«Se cuenta un dicho que supuestamente le dijo Heráclito a unos forasteros que querían ir a verlo. Cuando ya estaban llegando a su casa, lo vieron calentándose junto a un horno. Se detuvieron sorprendidos, sobre todo porque él, al verles dudar, les animó a entrar invitándoles con las siguientes palabras: «También aquí están presentes los dioses».
 
El relato es suficientemente elocuente, pero quiero destacar algunos aspectos.
 
El grupo de los visitantes forasteros se encuentra en un primer momento decepcionado y desconcertado cuando en su intromisión llena de curiosidad por el pensador reciben la primera impresión de su morada. Creen que deberían encontrar al pensador en una situación que, frente al modo habitual de vida del resto de la gente, tuviera la marca de lo extraordinario y lo raro y, por ende, emocionante. Con su visita al pensador esperan encontrar cosas que, al menos por un cierto tiempo, les proporcione materia para entretenidas charlas. Los forasteros que van a visitar al pensador tal vez esperan sorprenderlo precisamente en el instante en que, sumido en profundas reflexiones, piensa.
 
Los visitantes quieren tener esa «vivencia», no precisamente para ser tocados por el pensar, sino únicamente para poder decir que han visto y oído a uno del que, a su vez, se dice que es un pensador.
 
En lugar de todo esto, los curiosos se encuentran a Heráclito junto a un horno de panadero. Se trata de un lugar de lo más cotidiano e insignificante. Es verdad que ahí se cuece el pan. Pero Heráclito ni siquiera está ocupado en esa tarea. Sólo está allí para calentarse. De modo que delata en ese lugar, ya de suyo cotidiano, lo elemental que es su vida. La contemplación de un pensador friolero presenta poco interés. Y por eso, ante ese espectáculo decepcionante, los curiosos también pierden enseguida las ganas de llegarse más cerca. ¿Qué pintan ahí? Una situación tan cotidiana y sin atractivo como que alguien tenga frío y se acerque a un horno es algo que ya pueden encontrar todos en sus casas. Así que, ¿para qué molestarse en ir en busca de un pensador? Los visitantes se disponen a volver a marchar. Heráclito lee pintada en sus rostros su curiosidad defraudada. Se da cuenta de que en ese grupo basta la ausencia de la sensación esperada para que, recién llegados, ya se sientan empujados a dar media vuelta. Por eso les anima y les invita de manera expresa a que entren a pesar de todo, con las palabras:

einai yar kai entauja jeouς, «también aquí están presentes los dioses».

Esta frase sitúa la estancia del pensador y su quehacer bajo una luz diferente. El relato no dice si los visitantes entienden enseguida esas palabras, o si tan siquiera las entienden, y entonces ven todo bajo esa otra luz. Pero el hecho de que esa historia se haya contado y nos haya sido transmitida hasta hoy se explica porque lo que cuenta procede de la atmósfera de este pensador y la caracteriza.
 
kai entauja, «también aquí», al lado del horno, en ese lugar tan corriente, donde cada cosa y cada circunstancia, cada quehacer y pensar resultan familiares y habituales, es decir, son normales y ordinarios, «también aquí», en el círculo de lo ordinario, einai jeouς, ocurre que «los dioses están presentes».
 
ηθος ανθρωπωω δαιμον, dice el propio Heráclito:
 
«La estancia (ordinaria) es para el hombre el espacio abierto para la presentación del dios (de lo extraordinario)».
 
Martin Heidegger, "Carta sobre el humanismo".
 
 
¡Gracias al Equipo de La Hora de la Diosa, que en su Segundo Episodio sobre la Diosa como La Arquera, tocó este tema de forma muy bonita! Y más que tocarlo: LO VIVIÓ E HIZO VIVIR.
 

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