Aquí hablaremos de algo que se hace en magia y en brujería, nos referimos a la magnetización de objetos o energización de los mismos. Esto se hace mucho en magia negra pero también se hace en magia blanca y se hace cotidianamente en forma inconsciente.
El brujo o mago sabe utilizar esta propiedad que se da en forma natural en su beneficio, ya que esto es algo que todos los humanos ejercemos en forma habitual ya que las energías están constantemente yendo y viniendo por el mundo y los campos energéticos se mezclan y se descomponen integrándose unos a otros, “contagiándose”, es decir energizándose .
Todos los reinos tienen una determinada energía que influencia a los demás. Es por esta razón que pueden usarse los vegetales o las piedras para modificar la energía de una persona o un ambiente. También los animales irradian un tipo de energía y cada uno de ellos puede “usarse” para un determinado propósito energético. Es sabida la capacidad de los gatos para limpiar los ambientes, ya que su particularidad energética hace que ellos se alimenten de lo negativo. También se conoce la influencia que tienen algunos pájaros y los peces en los ambientes.
El ser humano también influencia el ambiente y a los demás. Lo hace en forma natural e inconsciente y es por esta razón que alguien puede “elevar” u “oscurecer” un ambiente, una persona y hasta a un grupo de personas. Se dice que alguien tiene buena o mala energía y se habla de algo insubstancial. Sin embargo esto que se “desprende” de alguien y que llega a los demás está bien estudiado en magia y en esoterismo. Por medio de esa capacidad de estudio en la antigüedad se descubrió cómo hacer para encauzar esa energía y focalizarla en objetos. Eso objetos a su vez se transforman en “irradiadores” de energía y pueden utilizarse para variadas formas. Salvando las distancias, se piensa que un objeto cambia cuando es tocado por el agua bendecida, esto es así porque se supone que esta agua tiene una cualidad distinta al agua habitual y trasmite esa cualidad al objeto. Es sabido que los objetos bendecidos son muy diferentes a los objetos no bendecidos.
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Cómo energizar y magnetizar objetos
2 formas de magnetizar objetos:
Energizar un objeto por medio del pensamiento:
Para energizar, influenciar o magnetizar un objeto por este método tenemos que tener el pensamiento claro y una intención férrea cultivada en la dirección de ese pensamiento. Algo que no siempre es fácil .La forma de realizar esta energización sin embargo es simple. Se sienta uno frente al objeto y se piensa en una idea que queremos trasmitir al objeto. Al hacerlo debemos respirar profundamente y pensar claramente en la idea. Ese es el primer paso. La idea debe ser expresada mentalmente en formas de palabras, las palabras deben ser pocas, ya que un exceso de ellas va en desmedro de la eficacia del a mentalización. Luego como segundo paso, se ponen las manos sobre el objeto y se mentaliza que la idea vaya desde la mente como una energía que sale de allí y se dirige por medio de los brazos hacia el objeto. Se debe respirar profundamente imaginándose que ese pensamiento penetra en el objeto y se mantiene en él. Estirar las manos hasta casi tocar el objeto. Es útil imaginar una suave luz del color amarillo con el pensamiento que mentalizamos recorriendo el objeto y permaneciendo como aura alrededor de todo él. Como segundo paso es posible poner como segunda intención que el objeto cumpla su función (que puede ser diferente del pensamiento con que lo energizamos). Al terminar respirar para que ese pensamiento se vaya totalmente de nosotros pero quede en el objeto y también para que nos quede registro de la conexión que tenemos con ese objeto.
Magnetizar un objeto por medio del cuerpo astral:
El cuerpo astral es el cuerpo emocional. Para magnetizar un objeto por medio de este cuerpo debemos tener contacto con nuestras emociones en forma genuina y directa. Es decir debemos tener por un lado cierto control emocional y por otra parte debemos saber identificar claramente nuestro mundo emocional y la cualidad de cada emoción. Esto no es fácil pero por medio de un trabajo arduo de autobservación es posible tener en claro cómo son nuestras emociones y discriminar para verlas en forma no todas juntas sino por categorías. Para magnetizar un objeto hay que sentarse delante de él y buscar la emoción que queremos trasmitir en nuestro campo emocional. Podemos ubicar la emoción en una determinada zona corporal y desde allí asociarla con el cuerpo emocional, si somos principiantes bastará con “sentir” la emoción en determinada parte del cuerpo. Como guía baste decir que las emociones pasionales se encuentran en la cadera, las del sentimiento cerca del corazón y las de furia más cerca del plexo solar, además hay emociones que pueden provenir de las ideas. Luego una vez que tenemos localizada la emoción debemos llevarla a nuestras manos, para hacerlo debemos imaginar que esa emoción tiene un color y que ese color por medio de la luz viaja por nuestro cuerpo hacia las manos, y de allí comenzamos a pasar esa emoción al objeto. Estiramos los brazos hasta casi tocar el objeto. Esto lo podemos hacer el tiempo que creamos necesario. Conviene también aplicar la respiración para sostener e ir trasladando de nuestro campo emocional o cuerpo astral la energía a ese objeto. Las imágenes deben ser creadas con la respiración trasladando la emoción al campo mental y creando un conducto entre este y el cuerpo astral. Al igual que cuando magnetizamos con el pensamiento podemos en este caso enviar un pensamiento que es la utilidad que queremos darle a ese objeto. Es decir para que es puesta esa energía emocional en él.
Fuente :Deyanira Magere.