Hay momentos en los que necesitamos recargar las baterías espirituales.
Una forma de hacerlo es saludar al sol.
Despertar con el amanecer. Encontrar una habitación que proporcionará luz de la salida del sol, o, si eres capaz de salir a la calle, al jardín de su casa. Párate con los pies alineados de los hombros. Extiende los brazos con las palmas hacia arriba hacia el sol. Levanta tu cara al sol y cierra los ojos. Siente el calor del sol en la cara y las manos. Deja que la energía del sol fluya a través de las palmas de tus manos. Siente el calor extenderse por todo tu cuerpo. Ahora ya estás listo para afrontar el día y los desafíos que se vienen con él.
Cortesía de CHARLYNN WALLS