En este mundo ajetreado, somos constantemente bombardeados con estímulos. Nuestra serenidad es invadida con intrusiones desde nuestros dispositivos, nuestras ciudades y pueblos, e incluso nuestros propios pensamientos. Algunas veces lo único que queremos es salir corriendo, "Detengan esta locura, ¡y detengan este tren para poder bajarme!"
Pero incluso cuando la vida parece galopar a un paso frenético, lo cierto es que el mundo sí suele desacelerarse un poquito en las primeras horas de la mañana, permitiéndonos hacer pausa y recordar que realmente somos seres espirituales teniendo una experiencia humana.
Este hechizo no requiere nada más que un poquito de incienso (frankincienso de preferencia, pero si no el que gustes), algo de música o sonidos suaves, o inspiradores, o bien silencio absoluto, y la voluntad de levantarse antes del amanecer. Y lo puedes hacer cualquier día, y tantos como desees.
No hables. No hagas ruidos. Simplemente enciende el incienso. Reproduce tu música (o no). Y simplemente siéntate en silencio. No cantes, no tararees, no hables contigo mismo/a: Simplemente medita en silencio. Piensa:
El silencio es oro, la música es reconfortante. Mi alma se siente renovada en este nuevo día
Escrito por NAJAH LIGHTFOOT