El mal de ojo no tiene porque ser algo que sea consciente, muchas veces, la persona que lo envía no tiene consciencia de lo que hace, pues la envidia, como otras muchas emociones, cabalga sola. Para protegerte del mal de ojo, toma una cuerda o lazo rojo, y haz sobre él siete nudos espaciados. Mientras lo haces, céntrate en la protección que necesitas. Después, toma una ducha y al salir coloca la cuerda en tu mano izquierda como pulsera.
Cuando se rompa, o se pierda, haz una nueva.
Templo Dragón