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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

Aceite de lavanda

La lavanda, a parte de ser la artífice de una de mis fragancias favoritas, posee una gran cantidad de propiedades beneficiosas para nuestro organismo y estado mental: es relajante, es repelente de mosquitos y moscas, alivia dolores de reuma, lumbago y tortícolis, es anti inflamatoria y antiséptica, trata enfermedades de la piel tipo eccemas o psoriasis,.... y sigue y sigue y sigue.
 
Una forma de beneficiarse de esas propiedades es mediante el uso de su aceite, bien sea de forma externa, mediante masajes, o de forma interna, como aderezo en nuestras comidas.
 
¿Y cómo se prepara ese aceite? pues de una forma tan sencilla como ésta:
 
1. Cogemos una ramita de lavanda con flores y la lavamos muy bien. Siempre procuraremos usar una planta que sepamos no ha sido fumigada o tratada con productos químicos.
 
2. Una vez lavada y bien seca, la introducimos en un frasco de cristal y la cubrimos por completo con aceite de oliva puro virgen. Es muy importante que se quede cubierta la totalidad de la planta para así evitar cualquier tipo de pudrición.
 
3. Cerramos el frasco y lo colocamos a macerar en un lugar donde reciba la luz del Sol, pero eso sí, evitando que los rayos le den directamente.
 
4. Cada día removeremos el frasco y, pasados unos 30 ó 40 días, comprobaremos que el color de la planta ya ha cambiado a unas tonalidades más oscuras. Eso quiere decir que nuestro aceite ya está listo.
 
5. Con la ayuda de un colador filtraremos bien el aceite, y agradeceremos a las plantas que ya hemos usado el habernos ayudado al depositar parte de sus propiedades en nuestro aceite.
 
6. Ya podemos disfrutar de unos masajes estupendos con un aceite ultra ecológico y casero hecho por nosotros mismos. Libre de parabenos, y demás productos derivados del petróleo que no necesitamos para nada en nuestro cuerpo.
 
Cortesía: Mis cosas de bruja

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