También es cierto que podemos adivinar lo que encierra el futuro a través de otros medios. Con frecuencia he llegado hasta las aguas de alguna secreta y suave corriente, y gracias a mis artes y destrezas he cogido de las aguas un hermoso y noble salmón, criatura que en verdad encierra unidas en sí una sabiduría sagrada y un oculto conocimiento. E introduciéndolo en un cubo lleno de agua del río he traído a este delicado y noble pez para santificarlo dentro del círculo mágico, ofreciendo mis plegarias de agradecimiento a los Antiguos que vigilan los Cuatro Rincones. Y tras ofrecer el espíritu de este noble pez al Dios del Agua y a todos sus coperos, comí su carne dentro del círculo sagrado a fin de participar de su sabiduría y de su conocimiento.
Porque mediante este rito nos será posible recordar el Manantial Sagrado de Segais, que constituye para todos una fuente de Gran Sabiduría. Nueve avellanos crecen junto a ese manantial sagrado, y se dice que todos los años estos avellanos florecen y, a su debido tiempo, dejan caer en la fuente sus avellanas mágicas. Y es entonces cuando el noble salmón viene a alimentarse de estos frutos caídos en el agua.
Y una vez que hayamos participado de la carne del noble salmón dentro del círculo mágico, y tras haber ofrecido nuestra plegaria al Dios de los Cuatro Rincones, podremos preguntar sobre las cosas que hayan de suceder, puesto que gracias a la carne que hemos comido de este salmón místico se nos ha concedido para el futuro la sabiduría y el conocimiento; ya que has de saber que tal conocimientos nos llega desde los reinos del Otro Mundo.
También aprendí otra forma de profetizar. Pues a través de las nubes que corren por el cielo se puede llegar a saber de aquello que habrá de suceder en el futuro. Para ello habrás de esperar hasta que llegue la Luna Llena y que sea también un tiempo en el que coincidan en el cielo numerosas y grandes nubes. Entonces, en el momento en que el Padre Sol se va ocultando en el horizonte y las nubes se van coloreando con tonos de fuego, en esas horas primeras de la noche en que nuestra bella Señora de la Luna se va alzando también para mostrar su brillante rostro al mundo, tomarás un pequeño plato y lo llevarás hasta donde se encuentran las mansas aguas del arroyo. Una vez que hayas llegado allí, llenarás el platillo con esa agua y con todo cuidado la transportarás hasta el místico y secreto lugar que tienes en el bosque.
Allí, dentro ya del círculo mágico, y una vez que hayas realizado tus ofrendas a los Antiguos de los Cuatro Rincones y a Nuestra Señora de la Luna, colocarás ese plato lleno de agua sobre la tierra sagrada. Y cuando con serena resolución fijes tu mirada en las aguas del plato, podrás observar el paso de las brillantes nubes sobre el espejo de las aguas. Haz entonces tus preguntas sobre el futuro e invoca a los Antiguos del Otro Mundo para que concedan una respuesta cierta a las necesidades del alma.
Aparta ahora a un lado con suavidad el cuenco del agua y tiéndete de espaldas sobre la tierra, dentro del círculo mágico, mirando la resplandeciente Luna que brilla en lo alto del cielo. Y al tiempo que a tus espaldas las nubes van apagando sus fulgores con la puesta del sol, la Luna irá dotando de nuevas y resplandecientes formas a las nubes que se encuentran ante ti, mientras el rostro de los que te son desconocidos irán surgiendo ante tu mirada. Y en ese momento Nuestra Señora de la Luna dará respuesta a tus preguntas. Pues ella es quien nos regala su sabia luz y comparte sus secretos con nosotros en la oscuridad de la noche.
Fuente:
El Libro de Merlín
Un libro de magia, encantamientos y conjuros.