Hay una técnica muy sencilla que deberíamos acostumbrarnos a hacer cada 15 días como mínimo y es el “Baño Purificador”.
Que necesitamos:
plantas purificadoras (por ejemplo, angélica, romero, laurel, olivo y albahaca), siempre en número impar, hirviéndolas 3 minutos y colándolas en la bañera, con el resto del agua y 5 cucharadas pequeñas de miel.
Preparación:
Llenamos el baño de agua y echamos las plantas coladas en el agua con las 5 cucharadas pequeñas de miel. Nos metemos dentro de la bañera y estamos 20 minutos. No conviene estar más pues es el tiempo necesario para la limpieza.
En este tiempo podemos poner música y relajarnos, no utilizar jabones ni aceites en el agua. Al salir nos sentiremos relajados, ligeros, fortalecidos, con nuestro campo energético limpio y con más energía vital, con fuerzas renovadas para afrontar la vida con otro ánimo y poder interior.
Todos los amigos a los que se lo he recomendado se han sentido tan bien que ya lo incluyen en su aseo diario, que es lo más importante. Porque además, con este baño prevenimos que puedan acceder a nosotros enfermedades y otras situaciones no agradables.
Si no se tiene bañera, se puede echar en un recipiente grande el agua con las plantas y un poco de agua fría para no quemarnos y 3 cucharadas pequeñas de miel.
El recipiente se mete en la ducha y nosotros dentro del recipiente Con un cazo nos echamos el agua desde el cuello, NO ECHARSE ESTO EN LA CABEZA. Así estaríamos 5 minutos, por lo menos.
Fuente: Bruja de Otoño.