UNA HERENCIA PAGANA DEL PUEBLO CELTA ; EL DÍA DEL MUÉRDAGO ; 23 DICIEMBRE .
Todavía hoy día en muchos hogares vascos podemos encontrar un ramo de muérdago colocada sobre la puerta de la entrada.
Es un símbolo de buena suerte , sobre todo en el amor , por eso el ritual más común consiste en besar a la pareja bajo el muérdago , asegurándonos de esa nanera perpetuar la relación , de la misma manera que se une el muérdago a su huesped , en una relación simbiótica que le ata para siempre a su árbol.
Deberemos quemar el muérdago seco del año anterior y poner el nuevo este día , renovando el amor y confianza con nuestra pareja.
La traducción del muérdago en la lengua Celta es "planta que lo cura todo" , de ahí que fuese utilizada para todo tipo de pócimas y hechizos.
El muérdago era sagrado para los antiguos druidas, un bien para todo mal, físico o mágico. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Era además considerado un símbolo de paz y un poderoso amuleto protector, además del símbolo de la masculinidad, como contraposición al acebo, que era el símbolo de la femineidad. Según una antigua superstición, se colgaba sobre las cunas de los niños, para evitar que las hadas los robasen y los sustituyeran por otros. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.
El mágico y extraño muérdago florece y da frutos en invierno. Parece que esta fuera de tiempo y espacio. No florece en primavera como el resto de las plantas y tampoco se lo puede ver en el suelo ni en la copa del árbol que lo hospeda. Se encuentra a mitad de camino entre el cielo y la tierra. Es muy tóxico en estado natural, pero si es sometido a un proceso farmacológico apropiado se transforma en un formidable remedio. Actualmente es muy usado por los Médicos Antroposoficos de forma inyectable como tratamiento paliativo del cáncer.
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