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Templo Dragón

Templo Disidente de la Tradición Nativista Correlliana, de la Religión Wicca; en el Mundo Entero

El ritual de Iniciación en la Brujería

Antiguamente, los rituales iniciáticos y de consagración recibían el nombre de "El desafio", porque de hecho, se trataba de un reto que el iniciado debía superar para ingresar al culto mistérico al que aspiraba a pertenecer o lograr ciertos conocimientos reservados solo a los que podían cruzar determinados estadios de pensamiento o conocimiento. De hecho, este reto - que podría tener tanto valor simbólico como físico - tiene la intención de brindar al iniciado un estado mental especifico: comprender que lo que obtendrá a partir de su triunfo tiene un valor concreto, fruto de su esfuerzo. El efecto de la iniciación mágica era una mayor conciencia mental sobre lo que puede significar el ritual y también una metáfora de la lucha interna que se lleva a cabo al comienzo de un trayecto espiritual: la comprensión, la madurez para obtener conocimiento y más allá, la elevación filosófica de vencer nuestras propias limitaciones por un objetivo personal. Lo que tienen en común todos los rituales que se construyen en base a una evolución espiritual, es el sentimiento de la exigencia implícita de valor del iniciado y consagrado ante su decisión irrevocable de pertenecer a una forma de expresión mágica que sea individual y general al mismo tiempo. Una vez cumplido dicho requerimiento, la terrible experiencia finaliza y la puerta de los misterios se abre para el iniciado.
 
Una de las primeras cosas que el iniciado debe hacer antes de la ceremonia es preguntarse si realmente desea llevarla a cabo. Esta pregunta es personal, intima y surge luego de un largo aprendizaje sobre su mundo interior y la conciencia plena de su expresión del yo. En la tradición de Brujería que practica mi familia, por ejemplo, el vendaje de los ojos simboliza la ignorancia del futuro consagrado acerca de lo que acontecerá durante la ceremonia y su confianza en la sabiduría de la bruja a quién confió su aprendizaje. Cuando finaliza la consagración la venda es removida: el consagrado se encuentra cara a cara con su Dios personal, su inconsciente profundo y ahora puede empezar su nuevo camino hacia el conocimiento y la sabiduría. Una personalidad trascendental y los poderes que forman parte de la brujería como concepto moral y espiritual, marcan la transición en la nueva vida de la bruja y reemplazan sus cualidades meramente cotidianas.
 
La muerte mística que la bruja resiste durante su iniciación es también un elemento necesario dentro de la iniciación y la consagración como rito de transición energética, pues la nueva vida no puede comenzar si la anterior no ha finalizado. En cierto sentido, rebautizado en los fuegos del espíritu en lugar de las aguas del cuerpo. Como los bautismos religiosos, los bautismos mágicos sugieren la expulsión del temor y la incertidumbre y la liberación del tiempo personal. Cuando un bebé nace luego es ritualmente liberado del pecado original, análogamente la bruja después de la iniciación renace de la matriz de la materia, y su mente y espíritu son renovados.
 
Ceremonias tales como la bar Mitzvah judía son también ritos de iniciación de Gran antigüedad. Han sido incorporados a través d los siglos como ceremonias litúrgicas en las grandes religiones, pero sus orígenes pertenecen a los ritos mágicos presentes en la hermenéutica del ser humano social.
Las ceremonias de consagración e iniciación por tanto, lejos de ser una experiencia exclusiva de la brujería, es una característica importante y extendida de nuestra sociedad e indica el estatus de los individuos dentro de ella. No hay diferencia si se trata de una bruja, una monja católica o una persona bautizada, siempre que haya pasado su adecuada iniciación y su nueva personalidad haya emergido como una poderosa manifestación de la energía del espíritu personal. Es entonces un miembro aceptado de un grupo al que está unido por una semejanza de creencias y aspiraciones.
 
Aun recuerdo el temor que sentí en mi ceremonia de Iniciación. Y no obstante, volvería a realizarla, con total convicción. Sonrío, recordando lo asustaba que estaba y lo extrañamente serena que me sentí después. Me pregunto si realmente hubo un tránsito, una transformación de mi manera de pensar al aceptar formar parte de esta tradición, mucho más vieja que yo, que pareció esperarme por siglos enteros para obsequiarme su conocimiento.
 
El comienzo de una nueva Era en mi vida.
 
Una manera de crear, tan válida como cualquier otra sin duda. Una cuestión
 
 
Crónicas de Aradia

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