Gracias, queridos padres, abuelos y otros antepasados por haber tejido mi camino.
GRACIAS por la inmensidad de sus sueños que de alguna manera, son mi realidad hoy.
Desde este punto y con mucho amor, doy luz a la tristeza que ha habido en mis generaciones anteriores, doy luz a la ira, a las partidas prematuras, a los nombres no dichos, a los destinos trágicos.
Doy luz a la flecha que corta caminos y nos facilitó el pavimento.
Doy luz a la alegría, a las historias repetidas varias veces.
Doy luz a los secretos tácitos y familiares.
Doy luz a las historias de violencia y ruptura entre parejas, padres e hijos y entre hermanos y que sea el tiempo y el amor lo que nos vuelva a unir.
Doy luz a todos los recuerdos de limitación y pobreza, a todas las creencias destructivas y negativas que impregnan mi sistema familiar.
Aquí y ahora siembro nueva esperanza, alegría, unión, prosperidad, entrega, equilibrio, valentía, fe, fuerza, superación, amor, amor y amor.
Que todas las generaciones pasadas y futuras ahora, en este momento, estén cubiertas con un arco iris de luces que curan y restauran el cuerpo, el alma y todas las relaciones.
Que la fuerza y la bendición de cada generación siempre alcancen e inunden a la próxima generación.
Que así sea. ¡Así es!
Bert Hellinger